miércoles, 4 de agosto de 2010

Guerrera de la luna

Si alguno de los que insólitamente lee esto, creo que además de reirse de mi "pateticidad" (si la licencia periodística m lo permite, diría mamá, frase que algún día m gustaría decir) va a entenderme, porque... ¿qué peor castigo, p un niño barra niña, que un hermano mayor? Supongamos que hablamos de uno, ¿no? Bueh, a falta de uno, tengo cuatro, sí, todos más grandecitos, y si bien, hoy a mis 16 años puedo decir que logré una relación llevadera con ellos (viviendas independientes de por medio), todavía pululan por nuestras memorias (y lo van a hacer por el resto de nuestras vidas, supongo) recuerdos inborrables de su/mi infancia.


Hoy leyendo anécdotas en una página, leí que una chica contaba que sus hermanos la habían disfrazado p hacerla pasar vergüenza, y no sé si fue la autoidentificación que esto m provocó o qué, pero no pude evitar reirme con una mezcla de resentimiento guardado muy dentro mío. Y es así, como recuerdo (una vez más) una época de mi vida, 4 o 5 pirulos, como mucho... donde en mis intereses infantiles predominaba mi fanatismo por Sailor Moon, ¿se acuerdan? la rubiecita que, si no m equivoco, como otros tantos dibujos animados, pretendía salvar al mundo, con algunos poderes raros, y.. ahora que wikipeo, tiene un par de antescedentes más profundos que un simple animé, en fin, no viene al caso.


El quid de la cuestión es, en realidad, demostrar contando UNA de las tantas maldades de mis hermanos, lo bien que cumplían su rol de hermanos mayores hostigadores. No recuerdo claramente cómo fue todo, ni los detalles, sólo tengo el recuerdo de un día con tres de mis hermanos, Maximiliano, Nicolás y Paula, creo que Matías no fue partícipe de semejante crueldad, y si lo fue, maldito sea él también.

Se encerraron en la habitación de Nicolás a hacerme supuestamente un "regalo", no sabría decir cuánto tiempo les llevó, pero recuerdo mi ansiedad por saber de qué se trataba, ver qué hacían (creo que no m habían dicho QUÉ era, p que sea aún más emocionante). En fin, después de un determinado tiempo, m invitan a pasar y ver lo que m habían hecho, y p mi sorpresa, m habían confeccionado ellos mismos un disfraz de Sailor Moon, unos tiernos, ¿no? en realidad, NO. No encuentro palabras p describir la falta de similaridad al atuendo de  mi, por ese entonces, admirada Sailor. Y todavía no logro entender POR QUÉ m lo puse.

Como si esa desilusión fuera poco, hubo algo peor, que hasta hace poco daba vueltas en mi cabeza sin encontrar razones, y es que... en el momento de la prueba del seudotraje, tocaron timbre en mi casa, y no se m ocurrió mejor idea que ir a atender, disfrazada, obvio. Era una pareja amiga/conocida o quéseyoqué de mamá, que al verme no tuvieron mejor idea que decirme (lo que ilusamente pensé ¿CÓMO SE DIERON CUENTA SI ESTO ES UNA MIERRRRRR?): ¡qué linda! ¿sos Sailor Moon? a lo que respondí con gritos y quejas, según recuerdo, seguidos por un escape rápido de la zona.

Lo gracioso de todo, es el recuerdo casi traumático que tengo de esa experiencia, y p peor, el orgullo que les genera, hasta el día de hoy, el éxito en su macabro plan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario