Cuando algo falta, sentimos su ausencia y es ahí cuando confundimos.
"La distancia y el amor tienen esa costumbre de mezclar el placer con las ganas de sufrir", como bien dice Ismael.
Es que cuando sentimos esa soledad, aparece la necesidad de querer, de pensar, ocupar nuestra mente con alguien y ese alguien quizás es un nadie al que hoy en nuestro "manotazo de ahogado" intentamos sostener sin razón alguna, o mejor dicho sí, llenar ese vacío en el que te encontrás. Y siempre pasa cuando aquello que ocupaba un lugar en tu vida se suelta y deja vacíos intensos que vos bien sabés, nadie va a poder llenar. Palabras inciertas, frases y tiempos inconclusos que encabrona reconocer que sólo eso que te falta y vos pueden entenderlos y regenerarlos.
Porque cada dueto es un mundo y nadie es reemplazable. Más allá del amor o el odio. Porque ser irremplazable no implica perfección, sino singularidad. Es muy difícil, casi imposible diría, encontrar dos seres iguales y que afecten de la misma forma. Porque cada persona deja su huella, por lo bueno o lo malo, y las huellas son únicas e irrepetibles.
A veces confundimos términos, nos acostumbramos a exagerar en esa búsqueda de expresar e interpretamos las palabras del modo más simple después. Y a aquello que es tan simple lo complicamos e intentamos darle un significado especial p nosotros, o ignoramos/subestimamos lo que puede significar mucho más y nos perdemos aquello que se dice entre líneas.
Esto de intercalar realidades con fantasías hace que todo sea cada vez más subjetivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario