Era un día normal, o eso parecía. Con algunas cosas confusas, pero parecían ser normales p mi. Podría decir que así lo era, por lo menos el hecho de tener conmigo a cinco personas de las que más quiero en mi vida alrededor m hacía creerlo, aunque... una de ellas m lleva a dudar.
Digo, no es que no m importe, no voy a mentir, pero sospecho que la importancia que alguna vez le di, hace ya mucho tiempo, hizo que estuviera ahí. Y m hizo feliz.
Y otra vez soñé, imaginé como sería que mis fantasías se hagan realidad. Esas cosas que suelo soñar despierta.
Y logro ver el lado bueno y placentero de los sueños, lo reconfortante que es vivir situaciones que nuestra imaginación no llega a hacernos ver o sentir del todo.
Son proyecciones de aquello que crea nuestra mente. Escenas que desconocemos aunque seamos nosotros mismos quienes las inventamos. Tanto, que a veces desearíamos que no terminase. Y no hay nada más frustrante que abrir los ojos y se cierre la puerta a ese gran mundo. No querer salir, cuando olvidarlo se convierte en la peor tragedia.
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